La pasión por el fútbol y la pérdida en la calidad del empleo son dos fenómenos que atraviesan a la sociedad argentina. Mientras la Selección avanza en la Copa América, se conocieron los números del desempleo: según el INDEC, el 7,7 por ciento de los argentinos económicamente activos busca trabajo y no lo encuentra.
Aunque la cifra está muy por debajo del registro alcanzado durante la salida de la convertibilidad (21,5%), preocupa la mala calidad del empleo. Por la crisis, cae el trabajo en relación de dependencia y se multiplica el cuentapropismo y la informalidad.
En ese contexto, El Doce recorrió el centro de Córdoba y habló con vendedores ambulantes que se la rebuscan a diario para llegar a fin de mes.
“La calle está dura”, se lamenta Alejandra mientras se frota las manos por el frío. Tiene 34 años y hace al menos veinte vende camisetas, gorros y banderas de Argentina en distintos lugares del centro.
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“La Municipalidad a veces nos corre, pero no hemos tenido tantos problemas, nos dejan trabajar”, dice mientras termina de armar su puesto en la vereda frente a la Casa Radical.
Alejandra, mamá de cuatro hijos, reconoce que hay días malos y dependen de que la Selección siga avanzando en el torneo, aunque asegura que puede ganar entre 20 mil y 30 mil pesos por jornada. “Me gusta lo que hago, desde chica trabajo con mi papá, heredé el oficio de él”, cuenta.
César es uno de los vendedores que coloca su mercadería en una de las veredas de la avenida Yrigoyen. En una jornada completa de trabajo (desde las 8 de la mañana hasta la noche) gana entre 20 mil y 25 mil pesos. “Está difícil, pero algo se mueve. Lo que no se vende se lo devolvemos al dueño”, dice.
Aunque Alejandra y César trabajan en la informalidad, ambos aceptan transferencias como medio de pago. La pérdida del valor del peso y la falta de billetes de alta denominación los obligaron a aggiornarse. “Ahora casi todo es por transferencia”, aseguran. Años atrás, era impensado que vendedores ambulantes tuvieran una cuenta bancaria para poder cobrar.
Paradojas de una Argentina resiliente que la espuma del fútbol no puede tapar.