Una grabación muestra el momento en el que un repartidor descubrió la pista hacia
Este jueves por la mañana se produjo un insólito descubrimiento en la localidad bonaerense de San Isidro. Un grupo de delincuentes habían cavado un túnel por debajo de la calle de 220 metros de largo y casi 3,60 de profundidad para robar un banco. El detallado plan se arruinó por la intervención de un repartidor de café.
El trabajador estaba conduciendo por la calle Chacabuco al 400 cuando su auto chocó con un objeto extraño. Confundido, el hombre se bajo del vehículo y empezó a inspeccionar el terreno. Allí descubrió un fierro largo y plateado que sobresalía del suelo.
Pero lo que más sorprendió al repartidor es que el objeto no se mantenía quieto, al contrario, subía y bajaba entre los adoquines. Además en el sitio había un extraño ruido de martillazos.
Ante la desconcertante situación, los vecinos decidieron alertar a la Policía. Las autoridades comenzaron a desarrollar trabajos en la zona para extraer la pieza de metal pero a medida que avanzaban se extrañaban más al comprobar la profundidad que alcanzaba la varilla.
Tras horas de excavar en el lugar, los uniformados se toparon con un túnel subterráneo cuyos pasadizos llevaban hasta un banco. La secuencia completa del hecho quedó registrada por las cámaras de seguridad de la zona.
De esta manera, los investigadores dieron con un viejo taller de chapa y pintura que funcionaba como centro de operaciones para la banda delictiva. Allí encontraron una serie de planos y anotaciones que evidenciaban el minucioso grado de preparación que tenían los asaltantes.
En las imágenes se puede observar que los ladrones habían registrado cada rincón del edificio con la ubicación de las alarmas y los sensores térmicos. También armaron pizarras donde tomaron apuntes sobre distintas estrategias para llevar a cabo el robo. En los carteles aparecían indicaciones sobre “de qué manera desconectar el teléfono” o “cómo hacer que la torre de telefonía móvil no me enganche”.