Arrancó octubre y el equipo de Así tocaba Leonor puso primera al ritmo de un verdadero cuartetazo. En una nueva edición de “Qué no muera”, sección dedicada a recordar discos de otros tiempos, el protagonista de esta semana fue La gaita del robot del Cuarteto de Oro
Un álbum que fue parte de una época dorada del conjunto liderado por Carlitos Jiménez y Coquito Ramaló. Lanzado en 1980 este disco es un clásico que todavía resuena en el corazón de los cordobeses y es imposible no bailar al ritmo de sus canciones. Pero además tiene una historia particular.
+ VIDEO: La historia detrás de La gaita del robot:
Contexto histórico
A fines de los 70 y principios de los 80, La Mona y Coquito se convirtieron en el alma del cuarteto, haciendo vibrar a Córdoba y más allá con su música pegajosa y festiva. En esos tiempos, grabar un disco era todo un desafío: se hacían en Buenos Aires, ya que en Córdoba no había estudios profesionales de grabación. La rutina era intensa: en solo dos días se grababa todo, desde las canciones hasta la producción de la tapa.
Cabe recordar que durante la dictadura cívico-militar argentina (1976-1983) los artistas se veían bastante restringidos a la hora de hacer su arte. Las canciones que tocaban temas sociales o que pudieran ofender al poder de turno eran censuradas. Por ello muchos temas de la época tenían letras y ritmos lúdicos y sin mucho sentido, como lo son La gaita del robot o Haciendo aerobismo del disco que hoy nos convoca.
La gaita del robot (1980) - El Cuarteto de Oro
El 80 fue un año especial, y La gaita del robot se lanzó justo en medio de la fiebre por los robots en la cultura pop. El disco presentaba a Marzon, un juguete inflable que fue la sensación de los pibes de aquella época. Este robot no solo estaba en la tapa, sino que también inspiraba una de las canciones del álbum, donde La Mona se anima a imitar a un robot que intenta comunicarse con los humanos.
+ FOTO: Portada del disco (Carlitos Jiménez y Coquito Ramaló):
Las portadas de esos discos solían tener un toque único, con personajes icónicos de la cultura popular, como La gaita del Lobizón o La gaita de Drácula. Así, los músicos se las ingeniaban para darle un giro divertido y atractivo a sus álbumes. Aunque la figura de Marzon se ha perdido en el tiempo, los que de niños se divirtieron con aquel juguete inflable sentirán la nostalgia justo en el pecho.
+ FOTO: Marzo, el robot sensación de los 80: