En diálogo con Noticiero Doce, Euge Quevedo reconoció que cantar el Himno Nacional en la previa de Argentina–Venezuela fue un desafío único: “Pasé por todos los estados anímicos habidos y por haber. En el momento que me tocó pararme en el pastito dije: ‘¿qué hago acá parada?’ Fue como un estado de shock, como si se me hubiese paralizado el cuerpo”.
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La cantante reveló que no hubo ensayo previo y que se preguntaba cómo iba a arrancar: “Empecé a cantar y claro, qué es lo malo de eso, el no poder disfrutarlo. Uno lo disfruta pero desde otro lado. El no poder disfrutarlo en el sentido de abrir los ojos, mirar a tu alrededor, observar. A su vez también un poco me lo impedí porque yo tenía ganas de estar como ‘concentrada’”.
La presión de los dos minutos
Euge explicó que la situación fue distinta a un show habitual: “Los primeros dos o tres temas suelen ser de puro nervio y después te empezás a relajar. Acá no había tiempo de eso, eran dos minutos clave”.
Incluso confesó que intentó medir el tiempo: “El Himno tendría que haberlo cantado más rápido. Cuando empecé me di cuenta de que lo estaba haciendo lento y quise apurarlo, pero es difícil difícil arrancar en un tempo y luego cambiarlo”.
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Para la cantante, fue el reto más grande que enfrentó hasta ahora: “Esta responsabilidad de hacer un Himno, porque si hubiese sido otra canción, no te digo que hubiese sido más fácil, pero sí algo más en tu onda. Cuando salís de tu área de confort y encima con un Himno Nacional, ahí estamos hablando de otra cuestión”.
Finalmente, reconoció que la presión que sintió “Fue bastante importante” pero quiso asumirla, más allá de a quiénes les haya gustado o no.
Con nervios, orgullo y emoción, Euge Quevedo demostró que su voz ya forma parte de uno de los momentos más icónicos en la historia reciente del fútbol argentino.