Después de más de tres años de un arduo trabajo, finalmente el cuarteto fue declarado como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La confirmación llegó este martes desde Nueva Delhi, capital de la República de la India, donde el tunga tunga fue posicionado en lo más alto y alcanzó el tan esperado reconocimiento mundial.
+MIRÁ MÁS: Por qué el comité eligió al cuarteto como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad
A más de 82 años de su nacimiento, el género popular cordobés logró meterse en la prestigiosa lista de Unesco, donde ya figuran expresiones argentinas como el tango, el chamamé y el filete porteño. En 2024, la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Córdoba había informado la postulación oficial de Argentina, un proceso que un año después obtuvo el resultado histórico.
Desde los inicios con Leonor Marzano hasta su presente diverso y en expansión, el cuarteto creció gracias al aporte de generaciones de artistas. Entre ellos, una figura que marcó un antes y un después fue Daniel Humberto Reyna, el Monstruo Sebastián, uno de los grandes responsables de que el ritmo cordobés cruzara las fronteras provinciales y se instalara con fuerza en la capital del país. Su legado musical se convirtió en una pieza fundamental del camino que desembocó en esta consagración internacional.
En conversación con Telenoche, su hijo, el príncipe Germaín, se tomó un momento para reflexionar sobre este logro y traer a la memoria a su padre. “Estaría muy contento y muy orgulloso. Creo que él se merece en gran parte esto por haber llevado su música por todo el país”, expresó.
Emocionado, Germaín contó que hoy es él quien continúa el legado del Monstruo, llevando en alto la bandera de un cuarteto romántico. En un género que, según describió, “se encuentra muy ramificado”, su misión es mantener vivo el estilo que su padre supo encarnar, el mismo que brilló al estilo de Chébere.
Un reconocimiento mundial que invita inevitablemente a preguntarse: ¿qué diría Sebastián hoy, al ver al cuarteto en lo más alto del escenario global? Su música ya dio la respuesta hace décadas. Hoy, su hijo la reafirma.



