Después de estar 25 días internado, el lunes el Toro Quevedo volvió a su casa y continúa su recuperación por la neumonía bilateral gravísima que le provocó el coronavirus. Fueron días de muchas emociones y, después de reencuentro con su familia, el cantante se mostró por primera vez ante las cámaras en Telenoche.
Secuelas
"La internación me acomodó los horarios de comida y de descanso. Ahora son las 12 de la noche y ya estoy durmiendo", cuenta, y este es todo un dato teniendo en cuenta que es una persona que trabajó más de 30 años durante la noche. Pero el paso del virus por su cuerpo le trajo otras complicaciones.
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Actualmente está pesando 75 kilos, 12 menos que los que tenía cuando ingresó a la terapia. "Soy muy positivo, pero camino cuatro o cinco pasos y tengo que frenar, las piernas parecen de cartón. El bicho se come la tonicidad muscular", explicó. Sin embargo, su cuerpo responde muy bien y de a poco se va recuperando: "Desde el lunes descanso de noche y me levanto de la voz mucho mejor".
Pero en este momento no es bueno apurarse y aclaró que no va a volver a cantar hasta estar cien por ciento recuperado. A fin de mes comenzará los trabajos para volver a trabajar su voz.
+ VIDEO El Toro Quevedo en Telenoche:
Un aprendizaje
Esta experiencia de estar al borde de la muerte le dejó una gran lección: "Lo que aprendí de esto es no dedicar energía a algo que no vale la pena, eso lo tengo bien claro".
Si bien asegura que él nunca se descuidó con las medidas sanitarias, insistió en la importancia de no subestimar el virus: "Es una enfermedad muy peligrosa, que a veces no se sabe para donde dispara". Su mensaje para los que todavía se toman poco en serio la pandemia fue: "Que no lo hagan, no subestimen nada, no hay que relajarse".
Durante los 12 días que estuvo en la terapia intensiva, el amor de su familia y el cuidado de los profesionales fueron claves en su recuperación. Pero también su fortaleza mental, ya que siempre estuvo lúcido y consciente de lo que estaba viviendo: "En ningún momento me rendí".
Al respecto, seguramente el Toro nunca olvidará el momento en el que su familia lo visitó desde una ventana en el jardín de la terapia: "Aparecieron mi mujer y mis hijos con una sonrisa hermosa, ese fue el día que yo estaba bastante mal, y le hacía seña a mi mujer que yo estaba positivo".
"Cuando se fueron le pedí a Dios volver a verlos", concluyó.