Este 4 de junio nos encuentra otra vez sin shows de cuarteto en vivo en Córdoba. Tal como sucedió el año pasado, la pandemia volvió a complicar las cosas debido al estrepitoso aumento de casos de coronavirus y muchas familias ven afectada su economía por esta realidad.
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En el imaginario popular, cuando se habla de la industria del cuarteto se piensa, por un lado, en los artistas, los cantantes y las caras visibles de las bandas, y por el otro en los empresarios, productores y dueños de locales y grupos. Sin embargo, la maquinaria cuartetera está compuesta en su mayoría de eslabones invisibles de trabajadores que, en época de shows, salen a la calle a ganarse el mango en la noche.
Estamos hablando de músicos, staff de bandas, tecnicos, asistentes, iluminadores, sonidistas, bufeteros y boleteros. Pero además, hay un grupo de actores secundarios externos que viven de la changa nocturna: cuidadores de autos, choripaneros, vendedores ambulantes que ofrecen cigarrillos y golosinas en la puerta de los shows y hasta taxistas.
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"Este es el único ingreso que tengo y nos preocupa", cuenta a Cuarteteando Diego, un naranjita de la zona de la Plaza de la Música que hace muchos años mantiene a su familia cuidando autos y, desde que no hay shows, sobrevive con los pocos pesos que junta durante el día.
El mismo problema tiene Adriana, a quien hace décadas se la puede ver en la puerta de cuanto lugar toque la Mona Jiménez, ofreciendo "chicle pa'chapar", entre otras golosinas y cigarrillos. "Con eso mantenía a mi familia, a mis hijos y a mis nietos, ahora tuve que salir a la calle", explica, mientras ofrece medias en uno de los tantos puestos que se multiplican en la peatonal. "Yo salgo de acá y me voy al comedor a buscar la comida. A veces llego a mi casa y me agarra gastritis por los nervios, me pongo a llorar y me sube la tensión porque a veces no tengo ni para comer", asegura con lágrimas en los ojos.
Los músicos, con los instrumentos apagados
Entre los más complicados, se encuentran los músicos, obreros del género que trabajan en un sistema por fecha, es decir, si no tocan, no cobran. "Es una situación muy crítica, está muy difícil y el ánimo está por el suelo, todo depende de los shows, y si no hay baile no hay comida", cuenta Christian "Toyn Toyn" Martínez, quien hace más de 25 años es músico, integrando las bandas de Rodrigo y actualmente La Banda de Carlitos.
Un músico de cuarteto, dependiendo la banda, cobra entre dos y cinco mil pesos la jornada. Es decir, que, en promedio, si un músico hacía por ejemplo, tres fechas por semana, podía cobrar desde unos modestos seis mil pesos por fin de semana. Pero la situación no es la misma para todos.
Los que estaban en las bandas más exitosas, que antes de la pandemia podían hacer jornada de martes a domingo, tenían la posibilidad de vivir solo del cuarteto, a diferencia de un músico con menos regularidad, que formaba su sueldo en base a distintos trabajos durante la semana y la noche era un plus.
Cuando "reinventarse" duele
"Desde los 12 años soy músico, a los 16 entré con rodrigo. No me veo haciendo otra cosa. Yo compongo, escribo mis canciones, escribo a otras bandas, toco varios instrumentos, me cuesta mucho hacer otra cosa", explica, mientras muestra una marca en su frente que se hizo en una changa instalando un aire acondicionado.
Con el correr de los meses de actividad regular la mayoría ya optó por conseguir sus ingresos de otra forma, ellos insisten en que no es tan fácil reinventarse cuando no tenés un capital para empezar.
"Nosotros dejamos de hacer muchas cosas para aprender a hacer música y dar lo mejor, para que la gente se divierta con el cuarteto. Muchos te dicen que no es un trabajo, y si bien a nosotros esto nos pasa por la sangre, yo le dediqué mi vida a la música, me perdí cumpleaños, nacimientos, y muchas fiestas por tocar", concluye.
En la misma linea se manifiesta Coco Mellia, quien tocó muchos años con la Mona y actualmente integra la banda del Cheto. En estos 15 meses se la rebuscó haciendo gestorías, dando clases particulares y hasta vendiendo pan y milanesas. "La estamos pasando mal, estamos deprimidos, la música de cuarteto está triste".
La palabra que más suena entre los trabajadores del cuarteto es la "tristeza". A 15 meses del comienzo de la pandemia los bolsillos están cada vez más vacíos y, como están las cosas, sería una locura pensar en un pronto regreso de los espectáculos: "Necesitamos urgente una ayuda, alguien nos tiene que dar una mano", reclama.
Mientras tanto, unas 800 familias se la rebuscan para seguir adelante y sobrevivir hasta que algún día, siendo optimistas, todo vuelva a ser como antes.