El insecto castiga a los vecinos de la cuenca del Salado y puede provocar reacciones alérgicas e infecciones.
Se llama barigüí o "mosquita negra" y si bien no transmite enfermedades, provoca ardor y alergias.
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El problema es que son resistentes a los repelentes y se encuentra actualmente en cantidades inusuales, sobre todo a la orilla del río, en las termas y en las zonas con mucho verde. Apareció luego de las inundaciones registradas en la cuenca.
Son casi invisibles por su tamaño, por lo que se vuelven doblemente molestas y traicioneras y hasta se meten dentro del oído.
No solo muerden a las personas sino también a los animales. Hay un millón de personas afectadas por este insecto.
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Los municipios están actuando y tratando de combatirlas con insecticidas de baja toxicidad en parques y plazas. También con el control biológico que se hace en los bordes de las corrientes de agua.