Después de 30 años en pareja y con tres hijos, Gaspar (13), Gianni (10) y Gala (4), el fotógrafo Gustavo Ortiz tuvo una brillante idea. Le llevó cinco años concretar esa locura por amor porque no encontraba un párroco dispuesto a que los casara sin todavía tener el consentimiento de la novia. Gracias a la complicidad de sus familiares, amigos y del cura fue una verdadera sorpresa.
Mercedes Velan fue la protagonista de esta trampa. El fin de semana la llevaron engañada a su propio casamiento en la iglesia Sagrado Corazón de Barracas, Buenos Aires. Supuestamente estaba invitada a la boda de un amigo de Gustavo. Sin embargo, la esperaba en el altar su futuro marido.
¿Cómo comenzó todo? Le pidió a su amigo “El Mono” que anunciara en el grupo de WhatsApp que se casaba con una novia ficticia. Inmediatamente mandó a hacer “cuatro tarjetas especiales con la invitación” y las amigas de su mujer la convencieron para que se vistiera de largo, pero no de negro.
Lo más complejo fue el día de la boda. Por suerte lo solucionó rápido. “Dejé el auto en la puerta. Mi amiga nos dijo que camináramos más rápido porque ella y mi mujer iban más despacio por el vestido”, aseguró Gustavo, quien rápidamente entró y se paró frente al altar.
Comenzó a sonar el Ave María y la puerta principal de la parroquia se abrió: allí estaba Mercedes que se emocionó al ver que su padre estaba esperándola en la alfombra roja. Cambió llorando y riendo a la vez. Era su propia boda. Por suerte, dijo que ¡sí!.
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