Los amores y las pasiones de hace siglos revivieron este 14 de febrero por el Día de los Enamorados. Una recorrida por tres relatos de amor con mucha historia que se pueden encontrar en el centro de la ciudad de Córdoba. Melisa Sánchez, guía turística, acompañó el recorrido y relató en Seguimos en El Doce cada una de las anécdotas.
Jerónimo Luis de Cabrera y Luisa Martel de los Ríos
Jerónimo Luis de Cabrera nació en Sevilla, España y de muy joven sintió una fuerte vocación militar que lo terminó trayendo a América. Se estableció en Cuzco, Perú, donde contrajo matrimonio con una joven viuda llamada Luisa Martel de los Ríos.
La joven tenía 20 años y ya había tenido un matrimonio y había sufrido la muerte de una hija. “Jerónimo ya tenía fama como conquistador y fundador de ciudades. Ella se enamoró un poco de esta imagen. Se casan y él sigue su carrera militar y ella lo acompañaba en estas travesías”, explicó Melisa.
Sin embargo, la tragedia los separó. Luego de fundar Córdoba, Cabrera va a ser declarado traidor y es sentenciado a muerte en Santiago del Estero. Luisa junto a sus pequeños hijos va a luchar para reivindicar el nombre de su marido y recuperar los bienes que le habían sacado por ser considerado un traidor a la corona.
Un dato interesante es que Jerónimo le pone “Córdoba” a la última ciudad que fundó en honor al lugar de origen de su mujer. “Los padres de Luisa eran oriundos de la Córdoba española. Fue un homenaje para sus suegros”.
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José María Paz y Margarita Weild
El famoso general José María Paz se casó nada más ni nada menos que con su sobrina 20 años menor que él, Margarita Weild. Era hija de Rosario, la hermana menor del militar. El detalle interesante es que ella y el general se casaron cuando él estaba en la cárcel en Santa Fe. Ella pidió expresamente vivir ahí con Paz.
“Es un contexto particular porque Paz estaba encarcelado y ella lo visitaba. Así fue como empezaron a enamorarse. Ella va a ser la que lo convenza de casarse y se queda en la cárcel acompañándolo”, aseguró la guía.
Ahora siguen juntos. Los restos de ambos descansan en un mausoleo de la Catedral de Córdoba. Es un caso único en el país, un prócer y su esposa en un lugar tan importante.
Leonor de Tejeda y Manuel de Fonseca y Contreras
Leonor de Tejeda era hija del conquistador Tristán de Tejeda. Cuando la joven llegó a Córdoba, contrajo matrimonio con un caballero adinerado y prestigioso, Manuel de Fonseca y Contreras. Gracias a la historia amorosa que tienen fundan un convento de monjas. “Tienen un hijo y muere a temprana edad. Quedan desolados y vuelcan su amor a la espiritualidad”, comentó Melisa.
Leonor abrió las puertas de su casa para brindarle educación a las niñas de la zona, les enseñaba a leer, escribir y la doctrina religiosa. Al poco tiempo Manuel fallece y Leonor sigue con la obra. Obtuvo la ayuda del obispo Hernando de Trejo y Sanabria y fundaron el convento de hermanas de la Orden de Santa Catalina de Siena. Fue el primer de ese tipo en Argentina.
Todas estas historias son accesibles al público caminando pocas cuadras en pleno de centro de la ciudad. La Plazoleta del Fundador, la Catedral de Córdoba y el Monasterio de Santa Catalina de Siena.