Los mensajes de WhatsApp se convirtieron en una herramienta habitual en el ámbito laboral, sin embargo, en Río Negro, la Justicia tuvo que intervenir para resolver sobre el despido de un trabajador que malinterpretó un emoji.
El empleado de un frigorífico fue echado por reiteradas inasistencias. Según él, las ausencias estaban aprobadas porque cada vez que avisaba le respondían con pulgar arriba.
La demanda del trabajador hizo referencia a nueve faltazos, aunque la empresa mencionó una decena de inasistencias anteriores.
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"Intentó justificar esas faltas y se comunicó con un teléfono corporativo de la firma, de donde le respondieron con el clásico emoji del pulgar hacia arriba que ofrece la plataforma de mensajería de WhatsApp", explicaron en el fallo del Superior Tribunal de Justicia.
Los jueces definieron el uso de emojis como "limitado o relativo" y resolvieron que se avance en el despido del empleado, considerando que debería haber acompañado otras pruebas.
Para el máximo tribunal rionegrino, la utilización de estos íconos digitales "no son signos inequívocos que exterioricen una manifestación de voluntad".
Advirtieron que la interpretación de los emojis "es subjetiva y puede variar según la cultura y, fundamentalmente, depende del contexto en el que se utilice". Consideraron que también "podría interpretarse como ironía, disgusto, desdén, sarcasmo, o simplemente una confirmación de recepción".