La familia Díaz es de Laferrere, Buenos Aires, y la pandemia dejó a Gustavo y a su mujer sin trabajo.
Él trabajaba en una cooperativa de La Matanza limpiando zanjas y ella, en tres casas como empleada doméstica. Al igual que muchos argentinos, el 2020 les pegó fuerte y quedaron desempleados.
Por lo que Gustavo decidió hacer changas con la jardinería, pero no ganaba mucho para mantener a su familia.
“Salía todas las mañanas a caminar por el barrio de Gregorio de Laferrere a tocar timbre para ofrecer mis servicios. Pero como mucha de esa gente no me conocía, le daba miedo y ni siquiera me atendía. Me pasó de estar todo el día buscando trabajo y no poder traer ni un peso para darle de comer a mis hijas”, recordó Gustavo Díaz a Infobae.
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Frente a esta situación, su hija más grande, Mailen de nueve años, contó: “Escuché hablar a mi papá y a mi mamá y decían que tenían que juntar 500 pesos para comprarle una desmalezadora a nafta que vendía un vecino y se me ocurrió hacer un dibujo para promocionar el trabajo de mi papá, como se hace con esos panfletos que se reparten en la calle”, contó.
Fue así que hizo un volante con mucha dedicación, promocionando el trabajo de su papá. “Corto pasto Gustavo” y le hizo una dedicatoria muy especial: “Suerte Papi”.
Cuando el padre vio eso, se sintió tan orgulloso de su hija que lo compartió en Facebook y desde ahí todo cambió. Ahora, no da abasto con los pedidos.
Y no solo recibió llamados laborales sino ofrecimientos de ayuda de todo tipo, hasta un hombre que vivía en un departamento, por lo que le donó plata porque no le podía dar trabajo.