Sus expresiones en la cara lo decían todo, había algo que no estaba bien. Bastaba con observarlo apenas unos minutos para darse cuenta que el estado de ánimo de un gato cinco años que había sido rescatado y alojado en refugio era triste y preocupante.
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Miembros del Centro de Adopción de Mascotas de Homeward Bound lo habían encontrado solo rondando en las calles de Nueva Jersey. Pese a que al principio lo ayudaron y Fishtopher, como fue bautizado, pudo mejorar su calidad de vida, llegó un momento dejó de tener ese bienestar.
Medios locales revelaron que solo comía cuando personal del refugio pasaba por su recinto y necesitaba atención personalizada. Fue entonces que sus cuidadores decidieron crearle un perfil de Petfinder para encontrarle una familia que le brindara todo el amor y atención que requería con la ilusión de que el felino sea feliz.
“Fishtopher no es un pez fuera del agua, pero está molesto en el refugio. Se lo ve muy triste y deprimido y solo come cuando tiene compañía. Fishtopher te recuerda a uno de la raza bengalí con su colorido pelaje. Es un chico dulce, tranquilo y relajado”, detallaron en la descripción del perfil.
Agregaron que al gato “le encanta ser acariciado”, que es “cariñoso” y que “disfruta que le froten la barbilla”. ¿No te gustaría frotar esas mejillas grandes? Le encanta acurrucarse en brazos, parece que lo hace sentir seguro. Creemos que a Fishtopher le iría mejor en un hogar más tranquilo. ¡Ven a rescatar a nuestro gran niño adorable!”, cerraron con ternura.
La familia de sus sueños
Después de volverse viral en las redes sociales y ser conocido como “el gato de la cara triste”, una pareja sintió el deseo de llevarlo a casa. Ya en el auto con sus nuevos tutores, Fishtopher se empezó a encariñar.
“Es muy tímido, pero una vez que lo sostienes, le gusta esconder su rostro en el hueco de tu brazo”, confesó su dueña en su cuenta de Twitter. Con el pasar de los días, la pareja se sorprendió con el rotundo cambio del animal, tanto en su comportamiento como en su cara.
Los ojos que se veían caídos, de repente se abrieron y se llenaron de emoción. Sus orejas que estaban inclinadas hacia abajo, se levantaron para sentir todos aquellos sonidos que alimentaban su corazón, desde las bolsas de comida y los juguetes, hasta los besos que tanto anhelaba.