Lo que muchos quisieran hacer cuando se acaba el fin de semana y faltan las ganas de volver a trabajar el lunes, este hombre lo vivió durante 70 días y, encima, le pagaron.
Drew Iwanicki se sometió a un experimento extremo de la NASA. El objetivo era conocer la adaptación del cuerpo cuando permanece acostado durante largos períodos, ya que las futuras misiones espaciales planean reducir el lugar para los astronautas y, así, agrandar el de los víveres.
Claro que el elegido entre 55 voluntarios no la pasó tan bien. Según describe el sitio Omicrono, la cama estaba inclinada para que los pies estuviesen más altos que la cabeza, la presión arterial aumentó y eso le provocaba constantes dolores de cabeza. Además, la columna padeció la tensión y solo encontraba alivio estirándola en posición fetal.
Defecar y orinar, como en cualquier hospital, también fue una misión complicada. Y lo más duro llegó en el momento más esperado: cuando se levantó le bajó tanto la tensión que estuvo a punto de desmayarse y volvieron a acostarlo por precaución.