Parecería ser el colmo de una muñeca sexual que le "duela la cabeza" a la hora de la intimidad, si se prejuzga que fueron elaboradas para satisfacer a las personas que no consiguen sexo. Pero, según sus creadores, el robot no es fruto ni consecuencia de una paradoja. El hecho que Samantha se apague si no “desea” tener relaciones se debería a una función educadora y de compromiso con la pareja.
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Los diseñadores sostuvieron que la autómata tiene la capacidad de sincerar el comportamiento del hombre y la mujer en la cama. Para ello, le colocaron una serie de sensores en la boca, senos, manos y genitales que determinan si el amante de carne y hueso la está seduciendo correctamente.
De no ser estimulada de la forma adecuada, la androide hace entender que “le duele la cabeza” o directamente “se duerme”. Si pasa a mayores y "siente" que es sometida a malos tratos pasa a funcionar en modo muñeca. Es decir, queda inerte y callada.
Sergi Santos es el ingeniero que presentó al robot como la compañía ideal para aquellos que no encontraron a su media naranja en su vida. Para el innovador español, se puede interaccionar de tal manera con la "sexbot", al responder a los estímulos verbales y táctiles, que muchos dueños quedarán enamorados de ella.
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Además de sus capacidades amatorias, la robot que cuesta casi cinco mil dólares puede entablar discusiones sobre filosofía, ciencia y animales. Eventualmente, si estos temas resultaran aburridos, también tiene una base de datos con más de cinco mil chistes para hacer la conversación más divertida.