Desde hace casi un mes, casi todos sabemos qué significa la palabra ciberataque. Pues desde el 12 de mayo se conoció que la propagación de un virus llamado WannaCry ("quieres llorar") bloqueó a más de 20 mil computadoras en distintas organizaciones de más de 150 países.
Las horas de la mañana del día de la invasión pasaban. Muchas instituciones públicas y privadas de estados poderosos comenzaron a desesperarse. Querían una respuesta urgente para evitar sufrir más daño. Aunque pocos apostaron por Marcus Hutchins, el joven salvador de 22 años que encontró la solución.
Como la infección se propagaba a un ritmo nunca visto, la pequeña organización norteamericana Kryptos Logic tuvo fe en un empleado. Le encargó a Hutchins, experto en seguridad, que salvara a la empresa de la epidemia. Sabían de su habilidad, conocimiento, actitud, pero no contaban con su suerte.
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En sus primeras declaraciones a la prensa desde el ataque mundial, el analista estadounidense contó que, cuando verificó que la infección provenía de un ransomware (virus extorsionador que exige el pago de un rescate para liberar un archivo), comenzó a rastrearlo. Cuando dio con su paradero en su sistema de computadoras, el virus quedo inmóvil. Sin darse cuenta, salvó a la organización.
Pero faltaba algo más. Hutchins no se quedó con los brazos cruzados. Empezó a investigar. Pidió a un amigo una copia del malware ("WannaCry") que a esa altura del día había enfermando al sistema público de salud inglés, al correo ruso, a trenes alemanes y a firmas importantes del orbe como Telefónica y Renault.
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Hizo un programa de simulación en su computadora para estudiar al virus. Éste invasor tenía dos componentes: el ransonware y un gusano infectante que había sido robado de la Agencia de Seguridad de Estados Unidos.
Al infectar su máquina, el joven se dio cuenta que "Wannacry" intentaba conectarse con un dominio de Internet. "Vi que ese dominio no estaba registrado así que mi primera idea fue hacerlo, sólo por si acaso, para poder rastrear la infección en todo el mundo", dijo Hutchins a la BBC.
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Cuando registró la dirección por 10 dólares no sólo rastreo la cepa, automáticamente impidió que siga propagándose. Aunque no lo supo en ese instante.
Sin querer queriendo, había encontrado la solución. ¡Tenía en su poder la vacuna contra el ciberataque!