Shigeharu Shirai tiene 72 años y desde los 59 se escondía de las autoridades de Japón. Acusado de un crimen cometido en 2003 para eliminar a un rival de su banda mafiosa, la temida Yakuza, se ocultó repentinamente y desde ese momento nadie supo de su paradero.
Pero claro: 13 años atrás las redes sociales y las fotos virales casi no existían. Esta semana, un diario tailandés publicó la imagen de un anciano en una plaza cuyo cuerpo tatuado y la mano sin el meñique llamó la atención de miles de personas.
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Al compartirse más de 10 mil veces, la foto llegó a los investigadores japoneses, que dispararon la alarma y pidieron su detención al Gobierno de Tailandia. "El sospechoso reconoció ser el jefe de la banda Yakuza Kodokai", anunció Wirachai Songmetta, portavoz de la policía tailandesa, luego de atraparlo sin resistencia en la pequeña localidad de Lopburi.
Un vecino "común"
Para permanecer tanto tiempo entre las sombras, el gángster mantuvo un perfil muy bajo. Se mantenía con el dinero que un cómplice le llevaba desde Japón varias veces por año.
Al momento de la detención, descubrieron que no tenía ni Visa ni pasaporte, por lo que lo extraditarán inmediatamente al país de origen. Sí: una foto viral pudo más que las gravísimas acusaciones por homicidio, negocios ilícitos con el juego, la prostitución y las drogas.