El fútbol argentino se vio sacudido por el escándalo del arbitraje de Pablo Dóvalo en el partido entre Independiente y Barracas Central. A partir de las declaraciones cruzadas entre el DT del Rojo, Carlos Tevez, y el tesorero de la AFA, Pablo Toviggino, y los bocadillos de otros actores, el exárbitro Javier Castrilli dejó tela para cortar al respecto en Telenoche.
Crítico hace años del mandato de Claudio “Chiqui” Tapia y del Director Nacional de Arbitraje, Fernando Beligoy, enunció conceptos como “casta futbolera” y “sistema perverso” para referirse al mecanismo de favores, premios y castigos que pareciera regir en el ámbito nacional del Deporte Rey.
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“Yo creo que la palabra que resume todo es ‘indignación’. Porque esto es consecuencia de un largo proceso que lleva años y que, precisamente, en el interior profundo todos los periodistas ya lo saben. Es decir, la utilización del arbitraje como variable de construcción de poder, de manera tal de tener a todos los presidentes en un puño”, expresó.
Y agregó: “Cuando te perjudican, callate la boca y andá a hablar con Pablito (Toviggino), que es el que soluciona el tema, para que el próximo partido, en lugar de perjudicarte, te terminen beneficiando. En la misma línea habló de “un club de amigos”, integrado por equipos como Barracas, Deportivo Riestra y Central Córdoba de Santiago del Estero que, según Castrilli llegaron a Primera siendo beneficiados.
Los sospechosos de siempre
A la hora de nombrar a los árbitros que funcionan como “instrumentos del poder”, el “Sheriff” mencionó a Luis Lobo Medina, Andrés Merlos, Fernando Espinoza, Pablo Echavarría y Adrián Franklin, entre otros.
“Todos ascendieron sembrando tremendos escándalos. Hay veces que el árbitro tiene que cumplir con su deber y también es escándalo. Pero cuando uno ve ese planchazo de (Alexis) Domínguez contra (Iván) Marcone, uno dice: ‘¿cómo puede disfrazar Beligoy y el VAR a cargo de Lobo Medina? ¿Cómo puede justificar que eso no es expulsión cuando el planchazo fue a 30 centímetros del piso?”, enfatizó sobre la jugada más polémica en el duelo entre el Rojo y el Guapo.
“Increíblemente, estos árbitros son retribuidos con mejores partidos y con ascensos. De esta manera llevaron a Lobo Medina, Dóvalo, a primera división. Personas que llegan, obviamente, y que no lo hacen teniendo como punto de referencia sus cualidades técnicas. No lo hacen por sus méritos técnicos”, puntualizó.
Los que levantan la voz
“Todo el mundo se calla la boca y el circo sigue. Hay un término de casta futbolera, es una cuestión moral, la que está ocurriendo. Este sistema es tan perverso, tan manipulador del poder a través del terror, que solamente utilizan la esperanza con los amigos y el terror con los que se ponen en frente. Realmente indigna”, indicó.
Luego se refirió a los que le hacen frente al sistema: “Los que levantan la voz... por ejemplo, el presidente de Talleres de Córdoba (Andrés Fassi), que es un excelente presidente, pero no es de la simpatía de la AFA, precisamente porque él emite su opinión. Entonces, obviamente que eso genera antipatía. Y a cambio de eso, el señor Toviggino twittea ‘el que protesta está muerto’. Un mensaje cuasi mafioso. Esto es la muestra espectral del fútbol campeón del mundo de Argentina”.
Más declaraciones
-”¿Por qué varios árbitros se prestan a esto? Los llamo ‘sicarios del fútbol’. El término viene como para representar lo que siente la gente en el interior cuando se avecinan partidos definitorios, la prensa, los hinchas. La gente dice ‘bueno, que no nos toque fulano, mengano y perengano’. Hay un menú, y si les tocan ellos, obviamente que el partido va a tener problemas, y depende contra quiénes juegan, ya saben que va a haber problemas. Es la sensación de que te vienen a ejecutar”.
-”¿Qué haces? Nada, te tenés que callar la boca. ¿Por qué? Porque si te ponés en contra de Toviggino y la AFA, obviamente que vas a hacer peor. Entonces la AFA dice ‘no, callate la boca, hablá con Pablito, que para que el partido que viene, obviamente no te perjudique’. Eso habla de un cuestionamiento moral a este tipo de esquema, que es lesivo contra la credibilidad de todo el sistema. Ese aprovechamiento, esa utilización, esa manipulación del arbitraje para obtener un rédito político. Obviamente, detentar el poder a través de él”.
-”Nunca esas equivocaciones garrafales, demostrables, objetivas, por donde se las mire, van a perjudicar a ellos. No es que Barracas, como institución e hinchada, tenga la culpa. No. Pero esto es lo que generó un sistema. Entonces, une al pueblo argentino en un estado de sospecha general. Entonces, está comprometida esa credibilidad que tiene que tener. Precisamente, un brazo que debería ser impoluto”.