Alan Ruschel fue el primero de los sobrevivientes rescatados tras la caída del avión que trasladaba al plantel del club Chapecoense de Brasil rumbo a la ciudad colombiana de Medellín.
El defensor de 27 años sólo llegó a pedir que le cuiden el anillo y preguntó por su familia. Luego, entró en estado delicado y hasta se pensó que podía quedar cuadripléjico por la fractura de una vértebra. Sin embargo, fue operado y con el paso de los días, comenzó a evolucionar favorablemente y a no depender de un respirador artificial.
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Durante el sábado, Alan abrió los ojos y no entendía qué hacía en un hospital. Tampoco sabía que sus compañeros habían muerto en el accidente, pero decidieron no contarle demasiado. Su papá, que viajó a Colombia, fue quien pudo verlo y envió un mensaje que su hija (la hermana de Alan) publicó en su cuenta de Instagram.
"Estoy muy feliz con la recuperación de mi hijo. Se deshinchó, está respirando sin ayuda de una máquina. Ahora está comiendo sin ayuda de una sonda y, después de muchos días de angustia, pude escuchar su voz de nuevo. Me preguntó cuándo iba a volver a casa, qué había sucedido, si alguien más había resultado herido. Yo le pregunté si recordaba algo y dijo que no. Sólo sabe que vino a jugar en Colombia. Le dijeron que habían hecho un aterrizaje forzoso, que Follmann y Neto están aquí en el hospital y que también están bien. Le mostré un video que hizo nuestra familia y estaba feliz. Tengo que agradecer a Dios por todo lo que nos ha dado. Una vez más, gracias por sus oraciones a los fans, que ahora nos dan mucha fuerza. Fuerte abrazo a todos'".
Ayer domingo, la hermana realizó otra publicación contando más detalles de la recuperación del futbolista, incluyendo que un psicólogo le había contado todo y cómo fue la reacción de Alan. Este es el texto que compartió:
"En el nombre de Jesús, Alan está progresando cada minuto más. Lo que sucedió fue algo milagroso. Ayer, el psicólogo le contó todo lo que había sucedido. Alan sólo dice que quiere regresar, que quiere salir de ahí. Y sabe que todo fue un milagro de Dios. Mi padre me contó que esa noche estaba muy agitado, preocupado. Le pidieron que se quedara tranquilo, que así volverá a nuestra casa tan pronto como sea posible. Pero Dios es bueno. No tenemos ninguna estimación de cuándo va a salir. Gracias por la cadena de oraciones y por los pensamientos positivos. Sé que Dios está abrazando y consolando al corazón de cada familia que perdió a su padre, hijo, hermano, esposo y amigo. No vamos a dejar de orar".