La amistad entre Diego Armando Maradona y José Daniel Valencia siempre transcendió la cancha de fútbol. La Rana y el Diez coincidieron con la camiseta de la Selección Argentina en el Mundial de España 1982, pero para ellos eso siempre fue una anécdota más. Era tal la relación, que el ex jugador de Talleres nombró a Diego como padrino de su hija María Inés.
Es por eso que la muerte del ídolo máximo del fútbol nacional golpeó fuerte en Valencia, y su palabra era una de las más esperadas luego de conocerse la noticia. Este jueves, la Rana publicó una sentida carta de puño y letra con la que despidió a su gran amigo y compadre.
+ MIRÁ MÁS: Hasta siempre, Diego: sus restos ya descansan en el cementerio
"Compadre: le escribo desde acá con la esperanza que, desde el lugar donde esté, me pueda leer. Ayer apenas me enteré de lo que nunca quise creer, lo primero que hice fue buscar la vieja filmadora que llevé la última vez que fui a verlo a Cuba", comienza el escrito del ídolo de Talleres.
Y continúa: "Usted fue el mejor jugador del planeta pero aquí nadie me devuelve a mi amigo. Acá , donde quedamos los mortales ya no podré volver a abrazarlo y eso es lo que me tortura".
La transcripción de la carta completa
Compadre:
Le escribo desde acá con la esperanza que, desde el lugar donde esté, me pueda leer. Ayer apenas me enteré de lo que nunca quise creer, lo primero que hice fue buscar la vieja filmadora que llevé la última vez que fui a verlo a Cuba. ¿Se acuerda? Nadie jamás sabrá lo que pasamos juntos aquellos días, lo doloroso de la soledad que envolvía al lugar, ni la desesperación de querer salir pero no encontrar escapatoria. Sin embargo, eso no es lo que busqué al ver el video. Yo lo recordaba pero no lo había repetido nunca. Tal vez porque siempre pensé que los mejores recuerdos los guardamos en la retina y quise quedarme con esa imagen, no obstante un alma rota no entiende de conceptos y tiene que volver a verlo, porque lo necesitaba, porque quería recordar ese momento, porque intentaba –nuevamente- curarme el corazón.
Usted me filmaba cuando yo cantaba (Sandro para variar) y yo lo filmaba a usted, lo hicimos en todas las concentraciones y aún en épocas que no existían las filmadoras los karaokes no faltaban. Pero hay un fragmento de 15 segundos que no puedo olvidar. Usted cantaba “Sentencia” y cuando decía: “Seré el compañero que no desmaya cuando venga el tiempo de los reveses nos levantaremos una y mil veces ganaremos una y otra batalla”; me miró, yo lo miré, solté la cámara para darnos un abrazo muchísimo más fuerte que el famoso “Abrazo de gol”.
Porque lo nuestro fue más allá de una cancha de fútbol, porque sí, es cierto, nos divertíamos un montón y amábamos lo que hacíamos, hoy el mundo lo recuerda con hazañas y gestos heroicos e inolvidables y sí todo eso es cierto, usted fue el mejor jugador del planeta, pero aquí nadie me devuelve a mi amigo y el abrazo de gol podrá darse entre este y el otro y si tenemos suerte podremos repetir algún gol maradoniano pero acá, donde quedamos los mortales a no podré volver a abrazarlo y eso es lo que me tortura. ¡Ya no puedo devolver la pared, compadre! ¿Cómo hago ahora?, si desde que lo recuerdo las paredes se hacen entre Maradona y Valencia. ¿A quién se la voy a dar si no es usted? Quizás sea por eso que fui a ver el video, necesitaba de alguna manera volver a abrazarlo.
Desde acá seguramente todo sea un poco más difícil, como siempre fue cuando usted salía de la cancha, pero su equipo (los de siempre) seguiremos aguantando y tratando de disfrutar el partido.
Como lo voy a extrañar compadre. Sé que todavía es muy pronto, como para que el tiempo logre amainar el dolor, pero tengo miedo que no ocurra. Siento un vacío imposible de llenar porque de alguna manera entiendo, se fue con usted.
Perdóneme si le escribo esto y no lo lee, pero necesito desahogarme de alguna manera. Son las 3:15 a.m. y no puedo pensar en otra cosa, no pude hablar en todo el día, recién ahora estoy intentando descargarme y aún así encuentro enormes dificultades.
"Si todo vuelve cuando más lo precisas, nos veremos otra vez”.
Lo quiero mucho ¿sabe? Le deseo con el corazón roto la paz que en este mundo no pudo tener.
¡Hasta siempre compadre!
Daniel