Gustavo Fernández, el mejor jugador del mundo en tenis adaptado, defiende en los próximos días el título en el primer Grand Slam del año, el Abierto de Australia. Sin embargo, le surgió un problema inesperado.
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El riotercerense viajó junto a su novia en la empresa Air New Zealand pero, al llegar a su destino, se dio cuenta que le faltaba algo fundamental para entrenarse y jugar el torneo: su silla de ruedas.
"Me perdieron mi silla de ruedas y no tuvieron la cortesía de contestar el teléfono en todo el día. Por favor, comuníquense conmigo lo antes posible", escribió Gustavo en Twitter arrobando a la empresa.
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Una hora más tarde, la cuenta oficial de Air New Zealand le respondió: "Hola Gusti, lamentamos mucho oír esto. ¿Podrías mandarnos un mensaje directo para más información?".
Mientras la aerolínea intenta encontrar la silla perdida, desde Córdoba implementaron un plan B. Su amigo Agustín Segreti, viajó en auto desde Río Tercero con un cuadro de una silla (le falta agregar las ruedas) que Gustavo ya no usa, pero que puede servirle de alternativa.
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En horas de la tarde, lograron enviarlo en un avión a Ezeiza y, desde allí, esta noche saldrá en otro vuelo rumbo a Australia. Así el tenista cordobés de 23 años puede empezar a prepararse para el primer gran torneo del año.