El 11 de enero de 1951 doña Esilda Rufino Santillán trajo al mundo a un pequeñín llamado Juan Carlos Jiménez Rufino. Junto a su marido Ricardo Jiménez jamás imaginaron que aquel purrete se convertiría en uno de los símbolos de la cultura cordobesa, La Mona.
Años después, la vida lo encontró como el máximo exponente del cuarteto. En cualquier ámbito, sin discriminar género ni clase social, suena aunque sea una canción del "Charly". Ya sea en un casamiento, bautismo, obra en construcción, boliche, acto de colación, clase de música, asado de amigos, o en una oficina de trabajo, suena el Cordobés Más Famoso.
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Como no podía ser de otra manera, tratándose de una figura tan popular, su relación con el fútbol y los hinchas cordobeses es estrecha y, muchas veces, hasta idílica.
Su primera experiencia con el balompié fue a sus 16 años, cuando ya formaba parte del Cuarteto Berna. Intentó probar suerte y jugar al fútbol, pero para alegría de los cuarteteros, no fue una buena incursión. "Fui muchas veces a probarme a Belgrano. Prueben al sobrino del contador que juega bien, prueben al primo del tesorero, a mí no me probaban nunca, me cansé de ir y me fui a Bella Vista", contó.
El destino le tenía preparado algo mucho más grande e importante: la capacidad para alegrar a todo un pueblo.
Los hinchas
“Pero a mí no me gusta La Mona, no me representa”, dirán aquellos hinchas de los equipos cordobeses no tan afines al cuarteto ni a Jiménez.
Sin embargo, habría que preguntarles: ¿Qué fanático cordobés no ha hecho la famosa “previa” de la cancha tomándose un fernet o un prittiado escuchando unos temazos de Jiménez (de esos que dan sed)? ¿Quién no ha viajado para ver a su equipo de visitante y no escuchó al menos cuatro horas seguidas sin interrupciones del “Mandamás”?
Es que aquel “Muchacho de Barrio”, como dice su canción, se metió de lleno en el fútbol de Córdoba, del país y hasta en las hinchadas del mundo, haciendo que miles y miles de fanáticos del Deporte Rey deliren en las tribunas al ritmo de sus canciones. El caso de la barra de Independiente Santa Fe de Colombia, es quizás el más jimenero.
Una figura imponente que trasciende fronteras y estuvo presente en contextos más sencillos, como la remera de Villa Azalais, hasta otros insólitos, como en una canción de una hinchada japonesa.
Además de expresarlo a través de la música, los hinchas cordobeses muestran su devoción por La Mona a través de tatuajes, banderas con su rostro, su firma o la frase de alguna de sus canciones, acompañados del escudo y los colores de su equipo.
O también con expresiones artísticas como los murales, que tan de moda se pusieron en los últimos años en la Docta. Basta con ir a barrio Las Palmas y encontrarse al amigo “Bam Bam”, fanático de Talleres y de Jiménez, quien en una pared de su casa plasmó su amor por esas dos pasiones en un mural.
También en la costanera de la ciudad, a la altura de la cancha de Belgrano, hay un mural con un escudo Pirata reza “Mágico sueño del alma”, en alusión al tema Goma de Mascar, canción que cualquier jimenero, que se precie de tal, conoce de memoria.
En Nueva Italia hay muchos moneros que siguen al Racing cordobés. Como no podía ser de otra manera, hay pintadas en el barrio en el que se funden las pasiones por la Acadé y por Jiménez.
Obviamente, las hinchadas tomaron nota de los temas del Mandamás y los adaptaron para sus respectivas versiones de cancha. Clásicos como El Enamorado, Por qué te vas, Agujita de Oro, Punto Final, Ramito de Violetas, la Novia Blanca, Y te mintió y 28 de diciembre son algunos de los hits que suenan en las populares del Kempes, el Gigante de Alberdi, el Monumental de Alta Córdoba y el Miguel Sancho.
¿Una perlita? En diciembre de 2019 fue a visitar un mural que la hinchada de General Paz Juniors le dedicó sobre la Costanera. Antes de un clásico "viernes de Sargento", Jiménez pasó por la obra de arte y saludó a los hinchas del Albo. ¡Hasta cantó Punto Final con los fanáticos, que no podían creer su suerte!
Pero vale aclarar que el amor entre "El Charly" y los futboleros de Córdoba es de ida y vuelta, una relación simbiótica. Jiménez los nombra en sus bailes, algunas veces les dedica temas en particular y los hace participar incitándolos a cantar por sus colores. En una época se ponía las camisetas de sus equipos que le arrojaban al escenario, cuando en el baile se permitía llevar remeras de los clubes de la Docta.
También ha hecho canciones para Belgrano, Talleres e Instituto, los tres equipos más populares de Córdoba, contando sus proezas o la situación que vivía el club en algún momento en particular. Esto ocurrió a fines de los 70 y a mediados de los 80, con las denominadas "simples futboleros" para el Pirata, el Matador y la Gloria.
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Sin embargo, también les dedicó una canción a los otros equipos de la Liga Cordobesa junto al coro del Colegio Lasalle, en la cual repasa sus camisetas, barrios y apodos de una manera tierna y divertida.
Aunque varias veces confesó su simpatía por Belgrano, Jiménez nunca tuvo problemas con ninguna hinchada y acepta fotografías, firmar camisetas y hasta recibir jugadores identificados con cualquiera de los clubes mientras realiza sus shows.
Futbolistas del calibre de Carlos Tevez, “Wanchope” Ábila, Daniel “Hachita” Ludueña, Julio Buffarini, Lucas Zelarayán y Silvio Romero, entre otros, compartieron escenario con “El Carlos” y se animaron a entonar parte de su repertorio. ¡Hasta El Apache grabó el tema "Muñeco de Trapo" con CMJ!
Preferencias
La posición actual de Jiménez en el fútbol cordobés es casi neutral y en declaraciones admitió que simpatiza por todos los clubes por igual. Sin embargo, recientemente apareció en la fiesta de 15 de su nieta con una pulserita de Belgrano, lo que enloqueció a los piratas en las redes sociales.
En su biografía, escrita por el periodista Jorge Cuadrado, cuenta un episodio crucial en su vida que lo hizo alejarse de las tribunas hasta la actualidad.
“Fuimos con unos amigos a ver un cuadrangular en Alberdi entre Boca, Huracán, Talleres y Belgrano. Cuando estaba saliendo, se armó una pelea impresionante entre la barra pirata y los vendedores de la bebida sabor cola más famosa. Botellazos iban y venían y uno me pegó en la sien. Me levanté, manejé hasta mi casa y me levanté cinco meses después en el hospital. Me habían sacado un coágulo del tamaño de una naranja”, recordó.
A pesar del romance con los hinchas, Jiménez no estuvo exento de tener un encontronazo con alguien relacionado al fútbol. Fue el caso del intercambio de declaraciones que protagonizó junto a un prócer del fútbol de Córdoba: el exarquero de Belgrano, Juan Carlos Olave.
En el cruce, Jiménez acusaba a “Juanca” de hablar mal de él en el vestuario del Pirata y, en fuertes declaraciones, lo mandó a "preocuparse más por el arco y menos por lo que él hacía". Afortunadamente para los hinchas de Belgrano que siguen a La Mona, quienes deben haber estado en un conflicto de sentimientos, el altercado no pasó a mayores y rápidamente quedó en el olvido.
Es tan grande el amor entre el cantante más importante de la historia del cuarteto y gran parte de los hinchas cordobeses que alcanzó un carácter imborrable, incondicional e inmortal.
Este sentimiento por los colores se manifiesta así fin de semana tras fin de semana y se sintetiza con la estrofa del himno jimenero Punto Final, que reza: “Te sigo amando tanto que no hay punto final, mientras siga viviendo sé que te voy a amar. Te sigo amando tanto que nada va a cambiar, el día que tú vuelvas, aquí me encontrarás”.