La ilusión de Los Pumas chocó contra el enorme poderío de los All Blacks, que se quedaron con la semifinal del Mundial de Rugby y disputarán una nueva definición, esta vez en tierras francesas.
El equipo neozelandés se impuso por 44-6 en el Stade de France de París y demostró por qué es el mejor seleccionado del mundo. Ahora esperará al ganador del duelo entre Sudáfrica e Inglaterra para la gran final del próximo fin de semana.
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El combinado albiceleste tuvo la garra y las ganas de disputar el encuentro, pero eso jamás es suficiente para hacerle frente a Nueva Zelanda, que con prolijidad y dinámica rompieron el partido sobre el comienzo del segundo tiempo.
Argentina marcó dos penales en la parte inicial a partir del pie de Emiliano Boffelli. Sin embargo, penales evitables y pelotas perdidas en el piso fueron una invitación para que los All Blacks marquen puntos a su antojo.
El partido estaba 15-6 para los de negro y un nuevo try en el último minuto del primer capítulo fue clave para inclinar la balanza de forma definitiva.
Ya en el complemento, dos conquistas rápidas de los oceánicos definieron el trámite. De ahí en más fue una cuestión de amor propio de Los Pumas, que se sabían derrotados.
Michael Cheika movió el banco ante un equipo agotado que hizo todo lo que pudo. Las variantes de Nueva Zelanda no desentonaron con los titulares y la supremacía siguió siendo clara, con más puntos de ventaja.
Lo cierto es que Argentina siempre, pero siempre, se topó con una defensa inquebrantable de los All Blacks, que tienen a esta faceta del juego como un estandarte, y que ya había mostrado contra Irlanda en cuartos de final.
El resultado final fue 44-6 y así terminó un nuevo sueño mundialista de Los Pumas, con muchos jugadores jóvenes que ahora deberán ponerse al frente de un inminente recambio para el próximo proceso de cuatro años.