El domingo volvió a salir el sol y muchos cordobeses aprovecharon para hacer una escapada a las sierras. Fue el caso de Ayelén, quien tomó rumbo hacia El Durazno, un pequeño paraje ubicado a ocho kilómetros al sur de Villa Yacanto de Calamuchita.
Uno de los atractivos más elegidos es la reserva natural Los Cajones. Sin embargo, en ese momento estaba “explotado de gente”, relató la joven a El Doce. Ante esta situación, siguió unos metros más adelante para buscar otro acceso al río.
+ Foto: la zona donde dejó el auto estacionado en El Durazno
En ese instante se cruzó con una familia de turistas que le comentaron que había un “acceso peatonal”, pero está próximo a un sector de muchos campos privados y el problema es que dejar estacionados los autos en la calle implica llevarse una sorpresa de mal gusto.
Al llegar al lugar, observaron que había vehículos estacionados, pero que no obstruían el ingreso de las tranqueras. “Seguimos un poco más y encontramos una sombra”, relató Ayelén. Luego de descender del auto, caminaron hacia el río.
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Después de varias horas, volvieron a buscar el vehículo para emprender regreso a Córdoba Capital. Al llegar, lo encontraron rayado con un mensaje de advertencia sobre la luneta: “Privado”. A la camioneta de adelante le sucedió lo mismo.
Creen que usaron una llave para semejante daño. A los pocos minutos, pasó un hombre en moto que le dijo que “todo eso es privado y no hay acceso al río” y que “la única zona pública la de Los Cajones”.
+ Foto: así quedó el auto
“En el Durazno están rayando autos los dueños de campos. No te dejan estacionar sobre la calle pública”, se quejó la joven. “Se apropiaron del río, sin dejar pasos de servidumbres con bajadas al mismo”, agregó con impotencia por lo sucedido.
Con la reforma del Código Civil varió el criterio sobre los límites entre lo privado y lo público en los bordes de ríos, arroyos y lagos. Finalmente el artículo Nº 2.639 establece: “Los propietarios limítrofes con los ríos o canales que sirven a la comunicación por agua, están obligados a dejar una calle o camino público de treinta y cinco metros hasta la orilla del río, o del canal, sin ninguna indemnización”.
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