Todas las mañanas, Ana sale de su casa y camina unos metros para llegar a su trabajo en barrio Patricios. Pero el martes cerca de las 9:00 vivió el peor episodio de su vida: dos delincuentes a punta de pistola la atacaron para robarle el celular. Las cámaras de seguridad registraron el violento hecho.
La sorprendieron en el medio de la calle. Dispararon para asustarla y cuando ella se dio vuelta, la alcanzaron y arrinconaron contra las rejas de una vivienda. Ana se negó a entregarles el teléfono y forcejeó con los ladrones hasta que la soltaron e ingresaron a un local comercial. La víctima huyó desesperada en busca de refugio.
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“Soy madre de dos hijos, peleé por mi celular porque me costó y no se lo iba a dar a ellos”, expresó en Noticiero Doce con la voz quebrada y agregó: “Fue una susto, ellos no piensan, arrebatan con un tiro para que me detenga”.
La víctima reconoció que estuvo en peligro y que se “lo tendría que haber dado al celular”. Pero remarcó que “como a todo trabajador, cuesta tener cosas para que venga otro de afuera y se las lleve”.
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Cuando los ladrones soltaron a Ana y entraron al comercio, le robaron a una clienta y a un distribuidor de mercadería. Luego se fueron en la moto del preventista, quien la había dejado tirada en la vereda luego de ver el ataque a Ana. El hombre recuperó su moto “por sus propios medios”: debió pagar para que se la devolvieran.
Los vecinos de barrio Patricios cuestionaron el accionar policial al momento del hecho. Afirmaron que la comisaría está ubicada a la vuelta de donde ocurrió el robo y, tras la advertencia de una vecina, “solo llegó una policía caminando y después los móviles”.
“Basta de vivir con miedo”, reza el cartel de todos los vecinos de la cuadra, hartos de la inseguridad. Pero ahora el miedo se apoderó más que nunca de sus vidas.