Juan Carlos salió a cerrar el portón de su casa alrededor de las 22 y se encontró con un bolso blanco y una hoja con un mensaje: “Discúlpeme, que Dios bendiga a su hijo y a su familia. En la calle hay hambre”.
Sorprendido, se acercó y vio que en el interior estaban los dos motores que le habían robado el sábado. Eso y otras herramientas que se llevaron de su casa eran utilizadas para arreglar sillas de ruedas de los integrantes de un equipo de fútbol adaptado.
En Arriba Córdoba, la víctima del robo analizó: “Sinceramente no sé si agradecer la buena reflexión de esta persona”. “Está recapacitando, se dio cuenta que cometió un error”, agregó.
Juan Carlos insistió en que los ladrones se comuniquen para devolverle el resto de lo robado. “No tengan vergüenza ni miedo, tienen elementos que no se los van a poder vender a nadie y que son de suma utilidad para nosotros”, remarcó.
“En la calle hay hambre”
El hombre respondió al mensaje de los ladrones y sostuvo que “salir a robar para vivir” no es “algo conveniente”.
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Por último, Juan Carlos contó que los motores iban a ser colocados en la silla de ruedas de uno de los jugadores para que pueda jugar el próximo sábado. En tanto, aún falta recuperar un juego de pedales de 15 mil pesos y un programador destinado a definir la velocidad específica de las sillas.
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