“Estamos desprotegidos”, el reclamo fue al unísono. Vecinos de barrio Santa Isabel II viven con miedo. Todos los días, ocurre un robo diferente. El miércoles, a las 16:00, una joven se bajó del colectivo y, cuando se dirigía a su casa, fue atacada por un delincuente en bicicleta.
“Se me tiró encima, me pateó por todos lados, golpeó y como no me pudo sacar la cartera, manoteó el teléfono y se fue”, relató completamente indignada en diálogo con Telenoche. Asegura que en ese momento no había policías.
Este jueves, su hermana fue a buscarla a la parada de colectivo para que se sintiera protegida al regresar del trabajo. Sin embargo, fue testigo de otro violento robo: una joven esperaba el urbano cuando un motochoro le arrebató el celular, dejándola herida tirada en el suelo. Ocurrió a las 17:30 y quedó registrado. Video:
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“La chica se fue cansada de esperar a la Policía. Estaba golpeada, con la pierna sangrando. Resignada”, lamentó. “Hay mucho movimiento de gente, pero la Policía brilla por su ausencia”, agregó.
“Me acerqué a la Policía que estaba a pie y me dijeron que no estaban enterados del hecho porque no tienen ni un handy. Los han desarmado. Andan con una libretita y una lapicera. ¿Cómo me puede ayudar un policía a mí, que estoy golpeada, si andan a pie con una libreta y una lapicera? ¡No pueden hacer nada”, continuó reclamando.
Vecinos se reunieron al frente de la Plaza de Los Cañones para reclamar más seguridad. En diálogo con este medio, aseguraron que un hombre se salvó de morir cuando delincuentes lo atacaron: le gatillaron en la cabeza, pero la bala no salió.
Un crimen no resuelto
Hace un año, Silvia Apaza (31) esperaba el colectivo a las 05:30 de la madrugada para ir a trabajar. Era 10 de junio, plena cuarentena por el coronavirus, cuando motochoros la asesinaron para robarle la cartera.
Ocurrió a pocos metros de los últimos robos que se registraron esta semana en la zona de barrio Santa Isabel II. El crimen de Silvia aún no se resolvió: hubo un solo detenido, pero fue liberado por falta de pruebas.
Sus dos pequeños hijos quedaron al resguardo de su marido y aún siguen esperando que se haga justicia.