Durante la emotiva ceremonia de despedida del papa Francisco en la basílica de San Pedro, se produjo un llamativo episodio entre la multitud. La hermana Genevieve Jeanningros saltó el protocolo y se acercó al féretro para darle su adiós al fallecido pontífice.
Se trata de Sor Genevieve Jeanningros, de 81 años, sobrina de Leónie Duquet, una de las monjas secuestradas por Alfredo Astiz durante la última dictadura militar en Argentina.
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“Quedó inmóvil durante largos minutos mirando con tristeza al cuerpo del Papa, sin que a ninguno de los gendarmes o guardias suizos se le ocurriera moverla”, informaron desde Infobae.
La religiosa no integraba la comitiva de obispos y cardenales que tenían permitido acercarse al ataúd, pero rompió el orden establecido para despedir a su amigo. Durante algunos minutos rezó al lado del cajón, mientras las lágrimas caían por su rostro.

Entrañable amistad
Genevieve Jeanningros mantuvo un vínculo muy fuerte con Francisco. Dedicó su vida al servicio y la caridad de los sectores más necesitados de Roma, en especial a las mujeres transexuales y a los feriantes del barrio de Ostia.
La monja se convirtió en un nexo elemental entre estas comunidades carenciadas y el Papa, que los recibió en reiteradas ocasiones, con almuerzos y apoyo económico de por medio, según el mencionado medio.
Tal era la cercanía entre la hermana Jeanningros con Bergoglio que en julio de 2024 logró que el Sumo Pontífice visitara el parque de atracciones de Ostia para encontrarse con los feriantes, una acción que quedó en el corazón de los trabajadores ambulantes.