Río de Janeiro intenta recuperar la calma después del Operativo Contención, uno de los más grandes y sangrientos de los últimos años, contra el Comando Vermelho. La acción de la Policía brasileña en las favelas Penha y Alemão dejó 134 muertos, entre ellos cuatro agentes, y 81 personas detenidas. Participaron casi 2.500 efectivos, según confirmaron las autoridades.
Los enviados especiales de El Doce, Luchi Ybañez y Mauro Terenzio, contaron desde la ciudad que la situación es de “tensa calma”. Las calles permanecen custodiadas y hay fuerte presencia de las fuerzas de seguridad, aunque la vida cotidiana comienza lentamente a restablecerse.
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Joao Carlos Pernambuco, un chofer de la capital carioca, relató cómo se vivieron los enfrentamientos desde el martes: “La ciudad hoy está más tranquila. Hace dos días teníamos una pelea muy pesada. Tenemos un partido de narcos gigante, no solo en Río, se está expandiendo en todo Brasil”.
El hombre explicó que las zonas más afectadas fueron los morros donde operan las facciones criminales del Comando Vermelho, y advirtió que los turistas deben tener precaución. “Hay muchos fusiles, es un arma militar y no tiene que estar en manos de narcos. Río es una ciudad hermosa, pero en las favelas hay fusiles y con eso hay que tener cuidado”, advirtió.
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“El marco estaba demasiado grande, necesitaba una respuesta del Estado, pero el narco no se entrega, pelea”, expresó Pernambuco. Y añadió: “Donde hay pelea, vas a tener muerte. Por suerte, el Estado está preparado”.
Mientras tanto, las fuerzas de seguridad brasileñas mantienen los controles y patrullajes en los accesos a las favelas y en los principales puntos turísticos. Río de Janeiro, una de las ciudades más visitadas del mundo, intenta volver a la normalidad, aunque el miedo y la desconfianza todavía persisten entre los vecinos.