La noche del 31 de diciembre de 2025 en Sídney no fue una más. Antes de que los fuegos artificiales tiñeran el cielo y la ciudad celebrara la llegada del Año Nuevo, Australia detuvo el tiempo para rendir homenaje a las víctimas del brutal atentado en Bondi Beach.
A las 23, una hora antes de la medianoche, los organizadores del tradicional espectáculo de fuegos artificiales interrumpieron la fiesta. El bullicio habitual se transformó en un profundo silencio, solo interrumpido por el sonido de una campanilla. Miles de personas, reunidas en la zona portuaria, encendieron las linternas de sus celulares y velas frente a la Ópera de Sídney, iluminando la noche en un gesto colectivo de apoyo y memoria.
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Durante ese minuto de silencio, el Puente de la Bahía de Sídney se iluminó de blanco y una menorá fue proyectada sobre sus pilares, como símbolo de solidaridad con la comunidad judía. La imagen impactó a todos los presentes y se viralizó rápidamente en redes sociales.
La multitud, conmovida, acompañó el homenaje con respeto y recogimiento. La ciudad entera se unió para recordar a quienes perdieron la vida en el ataque, en una postal que quedará grabada en la memoria colectiva.
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El atentado ocurrió el 15 de diciembre, durante la celebración judía de Janucá en el evento “Chanukah by the Sea”, en Archer Park, junto a la playa de Bondi. Sajid Akram (50 años) y su hijo Naveed Akram (24 años) abrieron fuego contra cerca de un millar de asistentes, provocando una masacre que dejó al menos 15 muertos y más de 40 heridos, entre ellos niños, ancianos y dos policías, según confirmó el Departamento de Salud de Nueva Gales del Sur.
Entre las víctimas se encontraban figuras reconocidas de la comunidad, como el rabino Eli Schlanger, la activista judía Edith Brutman, una niña de 10 años y Alexander Kleytman, sobreviviente del Holocausto.



