La modelo rusa sufrió en carne propia las nuevas medidas migratorias de Donald Trump. Este fin de semana, fue apartada e interrogada por los agentes de la Aduana. "En un comienzo me reí, ya que realmente pensé que era una broma, hasta que me preguntaron lo mismo por tercera vez", dijo Victoria.
La bella mujer vivió una pesadilla. Le dijeron que había sido retenida por un presunto caso de espionaje, según le contó al diario New York Post.
Entre las preguntas que le hicieron, algunas le parecieron desopilantes. Pensaban que era miembro de algún servicio secreto o de la KGB y hasta sospecharon que tenía contactos con el presidente ruso Vladimir Putin.
Cuando advirtió que las sospechas sobre su persona aumentaban, perdió la paciencia y en sufrió una crisis nerviosa. "Estaba en shock. Pensé que me querían deportar", aseguró.
Bonya nació en la ciudad rusa de Krasnokamensk, en la región de Zabaykalsky pero actualmente vive en Montecarlo.
Para convencer a las autoridades tuvo que mostrarle detalles de su actividad como modelo publicadas en las redes sociales.