En la noche del lunes en la ciudad de Manchester, Inglaterra, se vivió el peor de los atentados desde 2005. Además, se trata del segundo en dos meses, después del ataque en las afueras del Parlamento.
La explosión durante la desconcentración del recital de Ariana Grande dejó al menos 22 muertos y 59 heridos. La mayoría de las víctimas eran adolescentes. El Estado Islámico se adjudicó el atentado.
El hombre bomba fue identificado como Salman Abedi, un joven de 22 años, ciudadano británico e hijo de una pareja de refugiados libios. En las últimas horas, la Policía difundió una foto. Según trascendió, no se consideraba de alto riesto sino que "era visto como una figura periférica".
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La primera ministra, Theresa May, declaró que el país está en alerta roja ante “otro inminente ataque terrorista”. En medio del temor y el pánico, se montó un importante operativo de seguridad donde las tropas militares tomarán posesión de los espacios públicos.
En la reunión con el comité de emergencias COBRA, May remarcó: “No podemos ignorar la posibilidad de que un grupo más amplio de individuos esté vinculado con el atentado de Manchester”.
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Insiste en que el terrorista Abedi pudo contar con una red de apoyo: “No sabemos si actuó solo”. Consternada por la situación que están atravesando, sostuvo: “Los terroristas nunca ganarán”.