Hace dos años atrás, tomó una decisión dramática para acabar con su vida. Intentó suicidarse de un disparo en la cabeza, que no lo mató, pero le desfiguró el rostro de manera impactante. Cameron Underwood, un joven soldado de 26 años de California, estaba irreconocible.
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Desde entonces, cayó en depresión. Verse al espejo significaba una situación poco algo agradable: sufrió daños en su mandíbula inferior, perdió dientes y la nariz, y debió someterse a una dieta líquida para poder alimentarse. Su vida se había vuelto un caos. Estaba conviviendo en el cuerpo de un monstruo.
Este año, volvió a sonreír gracias a un prestigioso cirujano de Nueva York que lo hizo resurgir. “Estoy muy agradecido de haber podido tener un trasplante de cara porque me da una segunda oportunidad de vida”, aseguró Underwood en conferencia de prensa.
Recuperó su sonrisa y un rostro perfecto. Un joven de 23 años que perdió la vida tras luchar contra una enfermedad terminal fue quien le donó los órganos para la reconstrucción facial. "Me gustaría decir que ha habido tantos avances asombrosos en la cirugía. Soy una prueba viviente de eso. Pero solo sucede debido a personas especiales como Will y su familia", agregó emocionado.