La última foto de Elaina Towery, de 22 años, fue en la cama de un hospital de Estados Unidos conectada a un respirador artificial y con muchos cables en su cuerpo. Estaba inconsciente: así la encontró su mamá, Cheryl Towey, cuando llegó a urgencias.
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Todo comenzó en 2010, cuando la joven utilizó medicamentos recetados para sobrellevar la enfermiza relación con su novio, quien la golpeaba sin piedad. Fue condenado por violencia de género y otros crímenes. Con él, tuvo un hijo a quien llamaron Christopher y hoy tiene apenas cinco años.
Con el tiempo empezó a ser adicta a la heroína y luego a prostituirse para conseguir más drogas. A pesar de la lucha de su madre para tratarla, la adicción le arrebató la vida. Esta vez, la sobredosis fue fatal: había consumido una potente droga llamada Frentanyl.
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La decisión más difícil y el último adiós. Cheryl solicitó que eliminaran el soporte vital a Elaina luego de que los médicos le dijeran que los órganos estaban fallando y su cerebro ya no respondía.
Por eso, decidió compartir ese desgarrador momento para concientizar sobre las consecuencias de consumir drogas. “Voy a luchar el resto de mi vida para asegurarme de que la gente que se encuentre vendiendo esto en la calle, no necesitan estar aquí, necesitan estar encerradas”, aseguró.
Frentanyl, la peligrosa droga que es 50 veces más potente que la heoína.