Una guerra de nunca acabar. El Estado Islámico volvió a usar de sus armas escalofriantes para ejecutar a sus enemigos.
Esta vez, 25 civiles iraquíes fueron ejecutados de manera brutal, acusados de realizar labores de espionaje para las fuerzas de seguridad de su país.
La tortura fue llevada a cabo en Mosul, una de las principales ciudades del grupo terrorista islámico. Se trató de una nueva técnica utilizada por los yihadista nunca antes vista.
Los ataron con una cuerda y los encerraron en una jaula. Luego, decidieron sumergirlos en una piscina con ácido nítrico hasta que sus órganos fueran disueltos en su totalidad. A través de este asesinato público, los terroristas buscan que todos aprendan la lección.