En Estados Unidos, una enfermera le pidió a Eric Schmitt-Matzen, que usualmente se disfraza de Papá Noel, que visitara a un niño internado con una enfermedad terminal.
Eric es de Knoxville, Estados Unidos y estaba en su casa cuando recibió el llamado que le cambió la vida. La enfermera le pidió que vaya al hospital de inmediato. "Acababa de llegar del trabajo ese día", recordó Schmitt-Matzen, de 60 años e ingeniero mecánico.
"El teléfono sonó. Era una enfermera que conozco que trabaja en el hospital. Ella dijo que había un niño muy enfermo de cinco años que quería ver a Santa Claus. Le dije, 'OK, solo déjame cambiar mi atuendo', pero ella dijo 'no hay tiempo para eso. Sus tirantes de Santa son lo suficientemente buenos. Vení ahora mismo'", contó.
Schmitt-Matzen llegó al hospital en 15 minutos, ahí se encontró con la madre del niño y sus familiares. "Ella había comprado un juguete y quería que se lo diera. Comprendí la situación y le dije a todos: 'Si piensan que van a perderlo, por favor, dejen la habitación. Si los veo llorar, me romperé y no puedo hacer mi trabajo", afirmó.
En la habitación, Papá Noel y el pequeño tuvieron la charla más emotiva y dulce del mundo. "Cuando entré, él estaba allí, tan débil que parecía que estaba listo para quedarse dormido. Me senté en su cama y le pregunté: 'Dime, ¿qué es esto que oigo de que te vas a perder la Navidad? ¡No hay manera de que te puedas perder la Navidad! ¡Eres mi elfo número uno!". El nene levantó la vista y le preguntó: "¿Lo soy?". "Seguro", le respondió Eric.
"Corrí por el pasillo. Sé que las enfermeras y los médicos ven cosas así todos los días, pero no sé cómo pueden soportarlo", dijo y confesó que hasta pensó en abandonar su trabajo como Papá Noel. "Simplemente no estoy preparado para esto". Sin embargo, comprendió que debe seguir por el resto de los niños. "Me dí cuenta del papel que tengo que desempeñar. Para ellos y para mí", dijo.