Un grupo de investigadores en los Estados Unidos logró cerrar un crimen que estuvo por casi 60 años sin resolverse. Utilizaron una nueva tecnología que les permitió identificar el ADN del asesino y de esa forma llevar adelante la investigación y poder concluir uno de los casos más antiguos del país norteamericano.
El crimen de Marise Ann Chiverella, una nena de 9 años que llevaba productos enlatados a una iglesia de camino a la escuela, pero nunca regresó a su casa de la ciudad de Hazleton, ocurrió en 1964. El autor quedó al descubierto gracias a una muestra recolectada hace décadas de la campera de la menor.
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El asesino fue identificado como James Paul Forte y murió en 1980 por causas naturales. “Posiblemente, fue un ataque al corazón”, comunicó la policía en una conferencia de prensa en ese mismo año. El investigador principal del caso manifestó que “aunque tomó casi 58 años resolverlo, todo esto debería inculcar un sentido de esperanza en las familias de las víctimas, en todo el estado y en todo el país”.
Tras varios años haciendo pruebas de distintos tipos, finalmente un avance reciente en la tecnología permitió encontrar al asesino de la pequeña recolectando una muestra que había quedado en su campera. La mirada atenta de todos los países se posó sobre este hallazgo, que les podría permitir a todos resolver esos crímenes que han quedado inconclusos hace muchos años.