Un funeral terminó en un baño de sangre. En Saná, la capital de Yemen, despedían al padre de un ministro del Interior de los rebeldes, Yalal al Ruishan, cuando un bombardeo dejó más de 140 muertos y alrededor de 520 heridos.
El ministro de Sanidad Ghazi Ismail aseguró que el número de víctimas fatales podría aumentar en las próximas horas. Entre los fallecidos hay militares y agentes del gobierno afines a los hutíes (chiítas) que asistían a la ceremonia.
Testigos, servicios médicos y la agencia de noticias Saba, vinculada al movimiento rebelde de los hutíes, acusaron a la aviación de Arabia Saudita de lanzar cuatro misiles contra el edificio donde se celebraba el funeral.
Las últimas dos bombas fueron lanzadas cuando ya habían comenzado las tareas de evacuación y rescate. Eso desató aún más el pánico de los presentes, según relataron testigos a EFE.