Una pareja de Georgia, Estados Unidos, había decidido adoptar a una beba, cuya madre estaba convencida de entregarla. Pero todo cambió el mismo día de su nacimiento. El 11 de enero pasado, los flamantes padres adoptivos la vieron y desistieron de llevársela. El motivo: su apariencia física. Cuenta la mamá biológica que cuando la madre adoptiva la vio, sus crueles palabras fueron “qué deforme es”.
Pero la suerte de la pequeña Abigail Lynn, que padece el síndrome de Treacher Collins, una anomalía congénita que se caracteriza por la deformación de la cara y el cráneo, hizo que la beba terminara en los mejores brazos: los de la madre que la llevó en su vientre.
Christina Fisher, de 36 años, explicó por qué cuando estaba embarazada decidió darla en adopción: ya tenía una pequeña hija y su difícil situación económica la llevó a pensar en que no podía criar a otra niña. Incluso contó que en el último tiempo no tenían casa y vivían en un estacionamiento.
La mujer asegura que la enfermedad que padece su hija fue una sorpresa para ella, ya que no había sido diagnosticada durante su embarazo en estudios prenatales. Y a pesar de que el síndrome que padece provoca deformidad en algunas estructuras faciales, la pequeña podrá llevar una vida normal.
El rechazo de los padres adoptivos llevó a Christina a convencerse de que quería quedarse con su beba definitivamente. Se hizo cargo de la niña y no se arrepiente de la decisión. A través de una página web recauda fondos para poder cuidarla mejor y asegura que ya no se imagina la vida sin sus dos pequeñas: “Yo no estaba preparada para cuidar a Abigail, pero ahora no puedo concebir mi vida sin mis hijas".