Pasaron 11 años de la misteriosa desaparición de Madeleine McCann. Sus padres habían salido a comer con amigos y la dejaron con sus hermanos gemelos más pequeño en la habitación de un complejo hotelero en Praia da Luz, Portugal, donde habían ido a vacacionar. Cuando regresaron, ya no estaba.
A partir de ese momento, el detective portugués, Gonçalo Amaral, estuvo a cargo de la búsqueda de la pequeña de tres años. Mientras investigaba, el estremecedor caso que conmocionó al mundo, se dedicó a escribir un libro con toda la información recabada al que llamó “La verdad de la mentira” y generó un gran escándalo.
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Amaral perdió un juicio con Kate y Gerry McCann, a quienes acusa por la desaparición de Maddie, basándose en una teoría macabra y poniéndolos en un rol perverso. De acuerdo a su principal hipótesis, Maddie murió en un accidente en el departamento, sus padres fueron los responsables del hecho e hicieron desaparecer el cuerpo para evitar ser enjuiciados.
A principios de octubre, el investigador David Edgar, insistió en que la niña “está viva y aún permanece secuestrada en algún lugar de Portugal”. No pierde las esperanzas e insiste en que hay testigos que saben lo que ocurrió. Además, sostiene que el secuestrador confesará cuando se esté muriendo.