El atentado en Manchester Arena, adjudicado por el Estado Islámico, dejó un saldo de 22 personas muertas y al menos unas 100 personas heridas. El impensado final del concierto de Ariana Grande generó conmoción mundial, porque la mayoría de las víctimas eran adolescentes.
Salman Abedi fue el terrorista de 22 años que detonó la bomba en el estadio. Pasaron sólo cuatro días y la sociedad británica continúa viviendo en medio del pánico y el dolor. Mientras, la policía sigue investigando e intentando reconstruir su vida.
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Vecinos del suburbio de Fallowfield, donde vivió el joven, nunca imaginaron que podía ser capaz de algo así. De a poco, van descubrieron los extraños comportamientos que tuvo antes de perpetrar el atentado. En unas imágenes que salieron a la luz, se lo puede ver vestido con un atuendo islámico tradicional sacando la basura.
Quienes lo conocían, aseguraron que solía rezar a los gritos y arrodillado en medio de la calle. Además, se conoció que antes de la explosión, se comunicó con su familia que vivía en Libia. Se despidió de su madre y le pidió perdón por el grave hecho que iba a cometer, aunque sin hacerle mención.
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A cuatro días de haberse inmolado, uno de los hermanos detalló que Abedi aprendió a fabricar explosivos a través de Internet con el objetivo de “lograr la victoria para el Estado Islámico”. Las fuerzas de seguridad insisten en que no era un lobo solitario, sino que detrás de él hay una importante organización.