Chisako Kakehi, de 70 años, está viviendo sus últimas horas. Por asesinar a tres parejas con cianuro e intentar lo mismo con un cuarto hombre, la Justicia de Japón la condenó a morir en la horca.
En total, la mujer se hizo rica al cobrar mil millones de yenes a través de los seguros de vida. Antes de matarlos, convencía a sus parejas para que la hagan beneficiaria del pago.
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"Es un atroz crimen motivado por la avaricia. La condena de muerte no puede ser evitada incluso teniendo en cuenta la demencia y otros factores", dijo el juez que dictó la pena de muerte, Ayako Nakagawa. La agencia AFP reveló que Kakehi escuchó el fallo sin expresar ninguna emoción.
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La asesina, además, se mostró contradictoria durante el juicio. Primero admitió los hechos y luego se retractó. "Lo maté porque daba a otras mujeres decenas de miles de yenes mientras que a mí no me daba un centavo. Incluso si mañana fuera ejecutada, moriría sonriendo", desafió.
El proceso tuvo otro dato llamativo. Tras 135 días de duración, más de 550 personas hicieron cola para asistir a la lectura de la sentencia.
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