Mehdi Ali Hosseini, un luchador iraní de 29 años acusado de la muerte de otro joven en una pelea grupal en 2015, será ejecutado en la horca próximamente aplicando la Ley del Talión por decisión de la familia de la víctima.
Fue encarcelado hace cinco años pero, tras su detención, Hosseini siguió practicando lucha y ganó un campeonato nacional de reclusos.
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Hosseini seguirá la misma suerte que otro luchador de su país, Navid Afkari, ahorcado el pasado septiembre en aplicación de dos condenas a muerte: una por haber provocado supuestamente la muerte a cuchilladas de otro ciudadano en 2018 en una manifestación contra el régimen, y otra “por ofensas a Dios”.
Pedidos de perdón rechazados
La familia de la víctima no accedió a perdonar la vida del atleta, a pesar del pedido de varias figuras del deporte iraní. Uno de ellos fue Hamid Sourian, campeón olímpico de lucha grecorromana en los Juegos de Londres 2012 y actual vicepresidente de la Federación de Lucha de ese país.
Por su parte, Habibollah Akhlaghi, ex luchador (cuarto en Londres 2012) y actual entrenador, aseguró: "Mehdi ama la lucha libre y durante sus años en prisión se convirtió en el campeón de las competiciones en prisión del país. Cuando yo comencé a luchar, él competía con mi hermano en la misma categoría. Es realmente un buen luchador y una buena persona".
Ninguno de los pedidos fue escuchado y la ejecución de Hosseini "es inminente", según aseguró su familia en una entrevista con el sitio web de la Deutsche Welle.
Algunas organizaciones reclaman ya al Comité Olímpico Internacional y a la Unión Mundial de Lucha sanciones para el Comité Olímpico de Irán, y que impida a este país poder competir en torneos internacionales. El COI pidió además, pero sin éxito, clemencia para el deportista.
Irán, un régimen muy particular
En Irán, cuando una persona es acusada por algún delito comienza un proceso judicial bastante similar al occidental en términos de procedimientos.
Sin embargo, por más que las normas sean bastante claras en cuanto a las garantías, en la vida real no siempre se cumplen.
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Pero es precisamente en el contenido de los códigos legales donde aparecen las más grandes diferencias. Una de las más llamativas es la aplicación de la Ley del Talión, el famoso "ojo por ojo, diente por diente".
En la mayoría de los casos se ejecuta a través de la horca, lo que representa todo un espectáculo público. Pero en otros más puntuales, como el adulterio, la ley establece la lapidación como castigo.