Aretria nació con unos grandes y llamativos ojos azules y sus padres, Louise y Connor Bice, estaban maravillados porque nadie en la familia tenía ese color. Pero esa felicidad se opacó cuando descubrieron que en realidad se trataba de una enfermedad tremenda.
Louise, la mamá de la pequeña, contó al medio británico Daily Star que su bebé nació con hermosos ojos azules, pero había una “razón escalofriante”. Luego de seis meses de vida, los padres se enteraron que la niña tenía una patología que causaba ceguera.
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Louise y Connor eran primerizos y decidieron llevarla al médico ya que los ojos de la niña tenían secreción y el contacto con la luz la hacía llorar de dolor. Allí les dijeron que se trataba de un caso grave de glaucoma congénito bilateral y que debía ser operada de urgencia. Según el medio inglés, es “una anomalía genética que provoca una presión extrema y creciente sobre el nervio óptico”.
Operación sin resultados
La intervención fue de cuatro horas en el Hospital de Niños de Birmingham, Inglaterra, para mejorar la condición de la beba. Pero los resultados no fueron positivos y hace un mes Aretria volvió a ser operada.
Ahora, con 10 meses de vida, la niña y sus padres esperan que la segunda cirugía le alivie la enfermedad. “Nunca esperé que los grandes y hermosos ojos de Ari fueran algo malo. De repente, un día, su ojo se nubló: un minuto estaba bien y a los 15 minutos después cambió por completo”, recordó la mujer.
En ese sentido, relató: “ Los especialistas tuvieron que hacerle pruebas horribles y me enteré de que ya había perdido algo de visión en ambos ojos”. También lamentó que tras dos intervenciones aún desconocen qué pasará. “Tiene solo un cinco por ciento de visión en su ojo derecho”, expresó.
A su vez, Louise lamentó que la niña no haya sido diagnosticada a tiempo: “Ahora podría no estar ciega de un ojo”. “Si alguien hubiera dicho que era raro, tenía ojos grandes en lugar de lindos, podríamos haberlo revisado, pero ninguno de nosotros sabía que era una señal de alerta”, concluyó.