Ni la falta de luz y agua, ni la pobreza avasallante, ni la inflación descontrolada. Nada parece perturbar al régimen que encabeza Nicolás Maduro en Venezuela.
Pese a la profunda crisis que atraviesa el país caribeño, el chavista tomó una de las medidas más insólitas que se recuerden: adelantó la Navidad dos meses. "¡Arrancamos las Navidades adelantadas y felices en el espíritu de Cristo!", gritó el mandatario durante un acto en el que realizó videoconferencias para mostrar la "fiesta" en distintos puntos del país.
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"Hoy hay que ir a la rumba, a la alegría, a la felicidad. Un pueblo que rumbea es un pueblo feliz. Que baila, que canta, que está alegre y comparte", invitó Maduro, quien aseguró que así se preserva "la paz".
"Hay que pedirle a Dios sus bendiciones. Nosotros estamos unidos en una espiritualidad profunda que nos da la fuerza de resistencia. La felicidad de vivir en Venezuela", reforzó.
Estrategia
Según analistas internacionales, Maduro intenta blindarse ante la escalada de protestas en distintos países de Latinoamérica. El contexto no lo ayuda: los apagones en algunas regiones siguen siendo recurrentes y los problemas con el abastecimiento de agua potable se multiplican.
El líder opositor y presidente encargado, Juan Guaidó, condenó la celebración del régimen: “Vi a una persona disociada celebrando el inicio de la Navidad. Para mí la Navidad es reunión familiar. Pero, lamentablemente, la familia hoy está separada. Sueño con recuperarla muy pronto".