La Pascua es una época de nuevos comienzos para los católicos. Por eso, el Vaticano decidió dedicar el Vía Crucis que todos los años lleva a cabo en el Coliseo de Roma a darle un lugar a las “voces de paz en este mundo en guerra”.
En ese marco, durante la ceremonia se leyeron las cartas de dos niños cuyas vidas se vieron afectadas por el enfrentamiento armado entre Ucrania y Rusia.
Un joven ucraniano contó cómo fueron los inicios de la invasión y que su familia tuvo que mudarse a Italia para refugiarse. “Yo estaba triste. Sentí que me despojaban de todo, que estaba completamente desnudo. No conocía la lengua y no tenía ningún amigo”, comentó.
Y detalló que su padre tuvo que quedarse en su país natal. “Los soldados lo detuvieron y le negaron el paso ya que ‘debía permanecer en el país para combatir’”, especificó. El desarraigo fue tan grande que decidieron volver a Ucrania, poniendo sus vidas en riesgo.
“La situación sigue siendo difícil, hay guerra por todos lados y la ciudad está destruida” pero recordó con alegría que “en mi corazón quedó esa certeza que me decía mi abuela cuando lloraba: ‘Ya verás, todo pasará. Y con la ayuda de Dios, la paz volverá’”, dijo.
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Por su parte, el niño ruso habló “con sentimiento de culpa” por la decisión de sus gobernantes.
Indicó que su hermano murió en combate y aunque desde el Gobierno les decían que tenían que sentirse “orgullosos” en su casa reinaba el sufrimiento y la tristeza. La situación empeoró cuando su padre y su abuelo también fueron enviados al campo de batalla.
“Jesús, por favor, que haya paz en todo el mundo y que todos podamos ser hermanos”, rogó el menor.
Cabe recordar que en 2022, justo después de que estallara el enfrentamiento, el Vía Crucis también pidió por las víctimas. En esa oportunidad se convocó a una mujer ucraniana y a una rusa a que llevaran juntas la cruz en una de las estaciones.