El ataque conmovió a los habitantes de la localidad de Long Branch, en el estado de Nueva Jersey. Al principio, hubo mucha confusión. La gente estaba esperando la llegada del 2018 y no podían entender lo que estaba pasando en la casa del horror. Tras escuchar los disparos, el abuelo del asesino salió corriendo a pedir ayuda.
Cuando los policías entraron a la vivienda, encontraron los cuerpos desparramados en el comedor, bañados en sangre. El muchacho estaba en su cuarto y se entregó a los uniformados como si nada hubiera pasado.
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El hermano más chico del criminal se salvó de milagro de esta masacre. Alcanzó a huir despavorido, en medio de la lluvia de balas que se desató 15 minutos antes del brindis de fin de año.
Los muertos son el padre del asesino de 44 años, Steven Kologi y su esposa, Linda Kologi, de 42. La hermana del adolescente, Brittany, de 18 años, y una mujer de 70 años de edad que era amiga de esta familia.
Para las autoridades, se trató de un caso aislado de “violencia doméstica”. El arma del homicida estaba registrada a nombre de uno de los residentes de la vivienda que no fue identificado, informó Nueva Jersey Advance Media.