Un hombre de 71 años murió luego de caer a un pozo de más de 40 metros que había cavado debajo de su cocina. João Pimenta da Silva, de Ipatinga, en el estado brasileño de Minas Gerais, soñó que un espíritu le había indicado sobre la existencia de un tesoro en ese particular lugar de su casa.
Completamente convencido de la existencia del botín de oro, llegó a contratar personas y profesionales para llevar a cabo la obra.
"Joao pasó más de un año cavando el pozo y contrató a varias personas para realizar la excavación. Inicialmente, pagaba 70 reales brasileños por día cuando el hoyo era poco profundo, pero a medida que aumentaba la profundidad, los costos también aumentaban", contó un vecino a medios locales.
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Además, aseguran que sus últimas contrataciones rondaron los 500 reales para colaborar con el hoyo. Otras versiones indican que estaba tan obsesionado con el supuesto tesoro que estaba dispuesto a usar dinamita de ser necesario.
A pesar de las continuas advertencias de sus allegados, Da Silva continuó con su expedición hasta que cayó en el pozo el pasado 5 de enero.
Antônio Wilson Costa, un amigo que colaboraba, presenció la caída y contó detalles del accidente. “Cuando llegó arriba, el columpio empezó a deslizarse y se quedó atrapado en la cuerda por el brazo. Intenté sujetarlo, solo, no había manera de pedir ayuda”, explicó.
De acuerdo al informe revelado luego de que retiraran el cuerpo, la caída le provocó "politraumatismos, fracturas expuestas en ambas piernas, fractura de cadera, laceración en abdomen y tronco, además de traumatismo craneoencefálico severo".
Experiencia
De acuerdo al sargento segundo del Cuerpo de Bomberos de Minas Gerais, Luís Filipe de Miranda, en diálogo con el medio Estado, Da Silva posiblemente contaba con experiencia en excavaciones y habría contado con ayuda profesional.
Esto se debe a que el oficial consideró que el túnel fue cavado con "inusual perfección". "Tiene un diámetro muy pequeño, es un cilindro extremadamente perfecto de 40 metros de profundidad", agregó.
Además, el fallecido utilizó compresores y martillos neumáticos específicos para este tipo de obras.