Therese Butler llevó a Peta a un fin de semana de mujeres, en el año 2006. En el hotel, obligó a su hija a tomar grandes cantidades de alcohol. Más tarde llamó al depravado para que la violara.
“Caminó hacia mí, se quitó la ropa y me quitó los pantalones. Me violó por un par de minutos. Mientras duró, tuve mi cabeza girada hacia un lado. No podía hablar. No podía gritarle a mi madre, no podía hablar, no podía hacer nada”, dijo angustiada.
Después de tener hijos y formar una familia, la victima juntó fuerzas y decidió denunciar a su madre. La llamó por teléfono, la grabó y le sacó la confesión. “No te habría llevado allí a menos que tuvieras 16 años. No hubiera dejado que te toque si eras menor", le respondió la mujer.
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Peta aún sigue traumada. “Todavía recuerdo su olor. Todavía lo recuerdo. Él sostuvo mis manos. Yo no podía moverme y él era muy grande. Estaba encima de mí", dijo en la entrevista del Canal 9 de Australia. Esa noche de horror, el abusador durmió con las dos mujeres.
Luego de la charla y la confesión, se fue a la justicia y denunció a su madre. ”Había tratado de encontrar a otra niña de 16 años para que él no tuviera que tocarte”, le confesó a su hija. Butler fue sentenciada a cuatro años de prisión tras declararse culpable de entregar a un menor para abuso sexual. Al violador aún lo buscan.