Ocurrió en Irlanda cuando Sadie Seller estaba en un geriátrico, y de repente, desapareció.
Cuando su hijo fue a visitarla, y no la encontró, comenzó con la desesperada búsqueda.
La sorpresa fue grande cuando la descubrieron haciéndose un tatuaje junto a su nieta. Se dibujó un corazón en su hombro izquierdo.
Su hijo contó que su mamá tiene “huesos delicados” que la obligan a estar casi todo el tiempo en una silla de ruedas, “pero parece que eso no la detuvo”.
En tanto, la abuela habló con el diario Daily Mail. "Le pregunté al muchacho cuánto tiempo tomaría hacérmelo y él me contestó que había terminado hace cinco minutos. Nunca sentí nada. Sólo se rió de mí", señaló la mujer.
Cuando le preguntaron a Sadie sobre qué pensaría su familia cuando la vieran tatuada, respondió: "¡no me importa, que se vayan al demonio! Cuando tienes mi edad tienes que vivir los días al máximo”.